¿Te acuerdas de la canción; leche, cacao, avellanas y azúcar: Nocillaaaa? Bueno, pues por si no hubiéramos comido bastante en estas fechas; hoy haremos la merienda, el postre, el desayuno o la sobremesa. Cuando pruebes tu propia nocilla, créeme, las de bote ya no te harán la misma gracia. Además, esta es muchísimo más sana porque tiene 200 grs. de avellanas (pincha en la palabra si quieres saber más); y, ojo, no le echo azúcar ninguna.
Necesitamos: 200 grs. de avellanas tostadas, una tableta de chocolate con leche y media tableta de chocolate puro, un botecito de esencia de vainilla y leche entera. No lleva azúcar pero le puedes echar tú si quieres, o un chorreoncito de leche condensada.
Primero ponemos a fundir los chocolates al baño maría con un poco de leche; mejor a baja temperatura, aunque tarde más rato. Mientras, vamos picando las avellanas con la picadora de la batidora u otra que tengamos. Es importante batir hasta que las avellanas suelten su aceite que, desde luego, no es grasa de palma y, no tiene colesterol.
Añadimos a las avellanas, el chocolate fundido, la esencia de vainilla y leche condensada o leche para regular el espesor que deseemos. Batimos todo junto otro ratito hasta que esté bien mezclado.
Tienes que probarla a ver cómo te queda de espesa, piensa que, cuando se enfríe, estará más durita. En los talleres de cocina que hago por los pueblos y ciudades de nuestra geografía, suelo agregar un poco más de leche para que quede una cremita densa pero fluida, con ella rellenamos tartaletitas y decoramos con fruta.
Se conserva bien en un recipiente de cristal, por lo general, no suele durar más de una semana, en mi casa, claro; pero al no tener conservantes de ningún tipo es mejor consumirla cuanto antes. Untada en galletas, en pan bimbo, con trozos de fruta, como decoración para tus postres, etc… Ah! si tienes alergia a la leche de vaca, la puedes hacer con leche de soja o, la que tomes; si no te gustan las avellanas prueba a hacerla con pistachos, almendras, nueces…