Ayer dije en mi casa no comíamos 1º, 2º y postre y, en fin, para que veas las vueltas que da la vida, ayer comimos ajoblanco, merluza en papillote y brocheta de melocotón y sandía. En el menú ponía bolitas de soja pero… al final fue pescado, del congelado, eso sí, tuve la precaución de descongelarlo en el frigo toda la noche.
Ajoblanco: 125 gr. de almendras crudas, un trozo de pan remojado en agua, 1 o 2 ajos, aceite, vinagre, sal, agua fría y hielo.
Primero pones un buen trozo de pan a remojar en agua, déjalo en la nevera tapado; 1 o 2 horas.Trituramos las almendras con el mortero o con una picadora. Agregamos las almendras los ajos, el aceite, vinagre y sal, al pan remojado con agua fría. Batimos con la batidora y probamos de sabor y de textura. Lo mejor es que lo cueles con un chino y que te quede líquido y sabroso. Si no, es algo muy pesado.
Merluza en papillote: no tiene secretos y está buenísima y jugosa aunque sea congelada. Coges un papel de plata y le echas un poco de aceite de oliva y cebolla cortada muy fina, pones encima el filete de pescado y, encima un trocito de mantequilla, sal, eneldo, comino… Cierras el papel de plata conteniendo todo lo anterior y lo metes en el horno a 200º, 5 o 10 minutos, dependiendo del tamaño del filete y su grado de descongelación. Si te pasas de tiempo te queda muy seco. ¡Ah! le puse un poco de cus-cus con tomate natural rallado, aceite y sal.
En realidad, lo mejor de todo fue el postre, lo hizo Sergio, mi hijo, a su bola, sin que nadie le dijera nada, lo inventó él mismo y, no es porque sea su madre pero… ¡que tiemble Adriá!